Normalmente, los niños con problemas de aprendizaje y conducta presentan una conducta que puede catalogarse como hostil, lo cual a su vez hace evidente la necesidad que tienen de recibir ayuda.
Si el padre o la madre ha identificado ciertas conductas en su hijo, es importante que busque cuanto antes asesoramiento de un profesional en el tema.
¿A qué clase de conductas a las que nos referimos exactamente?
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- Este es el nombre científico que se le da a la falta de atención excesiva y los movimientos incontrolables. El niño habla prácticamente todo el tiempo, es decir presenta la llamada hiperactividad verbal.Es sencillo detectar cuando uno niño simplemente habla mucho y cuando ya se considera que tiene hiperactividad verbal, ya que este último se pierde en sus ideas haciendo que sus frases suenen incoherentes.
Hiperquinesia
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- Tan pronto como sienten que alguien, llámese otro niño, uno de sus padres o incluso un animal quiere violentarlos de alguna forma (física o verbal), el menor reacciona de forma agresiva.
Agresividad
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- Antes de intentar o siquiera pensar en resolver cualquier tipo de problema, los niños con problemas de aprendizaje y conducta manifiestan su frustración a través de acciones como berrinches y golpes, entre otras.
Poca o nula intolerancia a la frustración
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- Sufren de cambios continuos de actitudes, y de igual forma sienten muy poco nada de miedo ante situaciones de peligro, lo cual los hace propensos a lastimarse severamente.
Impredecibles y temerarios
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- Es común que cuando un niño sufre de problemas de aprendizaje y conducta le sea complicado conciliar el sueño, y no sólo eso, sino que también es habitual que se orine en la cama.
Sufren de insomnio
¿Has notado que tu hijo o hija lleva a cabo una o más de estas conductas de manera repetida?
Si la respuesta es afirmativa, entonces lo más seguro es esté sufriendo de algún tipo de problema relacionado con el aprendizaje o la conducta (o ambos). En este caso, se sugiere actuar cuanto antes, ya que no sólo será un niño “berrinchudo”, sino que se convertirá primero en un adolescente con problemas mayores, y posteriormente en un adulto cuyo comportamiento será peligroso tanto para él como para quienes lo rodean. No lo pienses y busca ayuda con un terapeuta profesional.