Detrás de un mal comportamiento siempre hay una causa, la cual en ocasiones puede resultar más obvia y en otras no tanto.
Responder de manera impulsiva, decir palabras ofensivas a sus compañeros o al maestro, desobedecer las indicaciones, son sólo unos cuantos ejemplos de los problemas de conducta que se presentan cuando un niño no conoce o no tiene muy claros cuáles son los límites de lo que puede y no puede hacer.
La razón por la que los niños con problemas de conducta en el aula se comportan así radica en la incapacidad que tienen de controlar sus emociones.
Las emociones no son más que agitaciones del estado de ánimo, las cuales son producidas por distintos factores, como las pasiones, los sentimientos, los recuerdos y las ideas, siendo estados físicos que perduran por cortos períodos de tiempo y pueden ser de menor o mayor intensidad.
Conforme crecemos, aprendemos a controlar nuestras emociones y establecemos “filtros” o “autocensura” para no actuar en consecuencia de nuestro estado de ánimo sin antes pensar en el resultado de esos actos.
No obstante, cuando una persona está cargada de ansiedad termina por descomponerse lo le lleva a manifestar sus emociones son diferentes síntomas dependiendo la personalidad del individuo en cuestión, siendo unos más violentos que otros, por ejemplo.
Otro factor a tomar en consideración es que no nacemos con conductas predeterminadas, sino que todas y cada una de ellas son aprendidas e interiorizadas en la primera escuela que tenemos en la vida: la familia.
De esta forma, cuando por ejemplo ni el padre ni la madre (o el tutor) se toma el tiempo de explicarle de manera detallada al menor lo que son las normas y los límites de la casa, así como por qué hay que respetarlas y cuáles son las consecuencias de hacerlo y cuáles las de no hacerlo, termina por hacer lo que quiere. Más tarde, esa conducta aprendida y desarrollada en el hogar, termina por replicarse en otros entornos como en la escuela o en un parque.
Sin embargo, es común que haya casos de niños con problemas de conducta en el aula cuando las reglas de la escuela son distintas e incluso opuestas a las del hogar. Un caso sería si en la casa del niño se le permite no recoger sus cosas, mientras que en la escuela es una obligación devolverlas a su lugar.
Es por ello que el papel del padre y la madre es fundamental al momento de explicar no sólo las reglas del hogar como ya se comentó, sino además hacerle saber que cada lugar a donde vaya tendrá sus propias reglas que hay que respetar.
