La familia ha sido, es y siempre será, el marco ideal para el desarrollo de la educación de niños y niñas, ya que es justo en el seno familiar donde aprendemos prácticamente todos los preceptos básicos para la vida, como los valores y el respeto por los demás.
Sin embargo, no se puede dejar de lado que las jovencitas que son educadas en internados cristianos para señoritas se ven beneficiadas para el resto de sus vidas por las diferentes ventajas que ofrece este tipo de lugares:
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Mejor rendimiento académico
Dado que los profesores están siempre al pendiente del aprendizaje de las menores, es más fácil para ellos poder ayudarles a mejorar su nivel de concentración y aprovechar mejor su tiempo.
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Una vida mejor estructurada
Pese a que los internos cuentan con suficiente tiempo libre para dedicarlo a actividades de esparcimiento y convivencia, cada una de ellas tiene tanto una vida como un horario perfectamente estructurado.
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Más tiempo para más actividades
Debido a que viven en el internado, el tiempo que normalmente usarían para desplazarse de su casa a la escuela pueden aprovecharlo en otras actividades, como la música, la lectura, la práctica de algún deporte o simplemente tener un mayor contacto con la naturaleza que le rodea.
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Una maduración más rápida
Es común que quienes estudian en internados cristianos para señoritas tengan un proceso de maduración más veloz que quienes viven sobreprotegidas por sus padres.
Suelen volverse más responsables al encargarse de organizar grupos de limpieza, de deportes, de sacristía, entre otros, lo que genera un sentido de solidaridad, obediencia y esfuerzo tanto con sus compañeras como con el personal del internado.
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Mayor tolerancia ante los demás
Es común encontrar en un internado grupos de señoritas de distintos extractos sociales, lo que las lleva a respetar y tolerar a los demás sin importar de dónde vienen, cómo piensan ni cómo lucen.
Uno de los principales beneficios de esto es que su madurez como persona se ve favorecida, ya que levantarse, comer, estudiar, divertirse, dormirse, etc., siempre con horas delimitadas, termina por crearles hábitos positivos que las lleva a crecer como mujeres y no ser caprichosas.